Para bien o para mal, las “musas” son una parte innegable y fuerte de la cultura no oficial de la vida entre los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, especialmente de los misioneros jóvenes de tiempo completo. La edad floreciente, el estar de paso en un lugar remoto, el recibir visitantes extraños llegados de otras partes del mundo, el atuendo misional que puede ser considerado un uniforme, y el mensaje de esperanza que llevan los misioneros contribuyen a formar un aura especial.
¿Qué son las “musas”?
Aclaremos: en varios lugares de Latinoamérica se les llama “musas” a las jóvenes locales que despiertan el interés sentimental de los misioneros. A veces lo hacen a propósito. A veces ni siquiera ellas se enteran de que un misionero se ha fijado en ellas. Igual son “musas”. Nada tiene de malo que una chica linda sea atractiva, y los misioneros no son de metal. Lo inapropiado es ser un misionero y ceder a la distracción.
Pero si la “musa” lo es a sabiendas, entonces se ha ganado el mote. Todo esto aplica también si una misionera es atraída por un joven “muso”. Incluso los misioneros y las misioneras llegan a “musear” entre sí.
Todos conocemos algún matrimonio que es el resultado de una pareja que se conoció por primera vez cuando uno de los dos servía una misión de tiempo completo.
Psicología de las musas
El psiquiatra Carl Gustav Jung (1875-1961), que llegó a desarrollar una teoría de psicología profunda muy importante, habló del inconsciente colectivo. Esa teoría explica muchas cosas relativas a la mitología y a los mecanismos de la narrativa literaria. Pero Jung mismo fue discípulo de Sigmund Freud. Y si uno revisa su teoría junto a la de Jung, verá que es muy enriquecedor y mucho más interesante.
La mayéutica es el método de aprendizaje basado en el formato de pregunta-respuesta. Veamos cómo las teorías de Jung y Freud podrían explicar el fenómeno de las “musas”.
PREGUNTA: ¿Por qué es tan común que las jovencitas se enamoren de los misioneros en servicio e incluso es frecuente ver a ex misioneros casándose con esas muchachas a las que conocieron durante su misión?
RESPUESTA. Es, en resumen, una reedición del complejo de Edipo vivido por las chicas, algo similar a cuando se enamoran de un maestro o cuando se fantasea con una figura de autoridad, especialmente por el uniforme. Pero también puede pasar al revés: un chico (que puede ser un misionero) se enamora de una misionera, también es una reedición del Edipo del chico, que regresa en los años en que se suponía que ya se estaba “sepultando” (términos de Freud). Lo más normal es que durante su adolescencia, ni los varones ni las mujeres hayan terminado de elaborar o de “sepultar” su complejo edípico, por eso es relativamente frecuente que en esa etapa se presente una persona sobre la cual depositar las representaciones del padre.
PREGUNTA: ¿Por qué a veces esas uniones presentan un tipo de conflicto peculiar (sea que lo superen o no), como enojo de parte de la esposa si el esposo no es llamado a cargos importantes y otros por el estilo?
RESPUESTA: Las reediciones del complejo de Edipo surgen como fenómenos complementarios de un proceso que debió quedar resuelto (“sepultado”) al superar la adolescencia. Estas reediciones son sólo complementarias y no duran mucho, en especial cuando la relación en realidad no ayuda a concluir adecuadamente el “sepultamiento”. De ahí el desencanto relativamente temprano que llega a las chicas casadas con exmisioneros, una vez que salen del ámbito misional, donde los misioneros son vistos como figura de autoridad, poder y cuidado (figura fálica infalible), al ambiente donde vuelven a ser comunes y corrientes con una potencia fálica normalizada y nada extraordinaria, a menos que logren un llamamiento de muy alta importancia, para recuperar la infalibilidad fálica o, en su defecto, un éxito a nivel profesional, financiero o cualquier otro tipo de prominencia social. El desencanto es repentino y hay que suplirlo pronto con cosas que refuercen el carácter fálico infalible para poder completar —o al menos reprimir— el Edipo (finalmente, salir de la casa paterna constituye en cierta forma una “graduación” exitosa del Edipo-papá). De ahí los reproches por la vida sacrificada, abnegada y la también frecuente desigualdad marcada entre el esposo-sin-estudios-ni-jerarquía y la esposa-cultivada-sacrificada-abnegada, que se acentúa cuando ella tuvo estudios o trabaja, o gana más dinero que él, o tiene un llamamiento que se percibe como de mayor jerarquía.
PREGUNTA: Bajo esta perspectiva del complejo de Edipo, ¿por qué no es lo más aconsejable que los jóvenes misioneros relevados busquen casarse con chicas que conocieron durante la misión ni que las chicas locales procuren el favor de los misioneros en servicio?
RESPUESTA: Porque a la luz del psicoanálisis, este fenómeno pone en evidencia que los complejos edípicos, tanto de las chicas como de los chicos, no han sido concluidos de modo adecuado, lo que propicia estas reediciones en las que a veces coinciden dos jóvenes viviendo el mismo momento de su Edipo, pero a veces uno (puede ser ella o él) vive la reedición edípica, y el otro (él o ella, la estereotípica ex misionera) se aprovecha de esa situación para sacar ventaja. Cuando obtenga el beneficio que busca, o cuando se dé cuenta de que no lo obtendrá de su pareja (que está apenas terminando de procesar su complejo de Edipo), entonces seguramente tendrá muchas ganas —y oportunidades— de abandonar —o traicionar— a su pareja.
PREGUNTA: ¿Podría esto explicar al menos una parte de los numerosos divorcios que se experimentan entre los miembros de la iglesia?
RESPUESTA: El psicoanálisis podría explicar la mecánica de la mayoría de los divorcios que se dan en la iglesia, porque los conflictos que detonan esas rupturas son transparentes y permiten contemplar el estado psíquico de los procesos de “sepultamiento” del complejo de Edipo, gracias a la estructura jerárquica de la iglesia y al tipo de vida que se promueve al interior de ella. No es que sea sencillo resolver los conflictos, sino que la personalidad común de los miembros permite aproximaciones poco accidentadas a la psique, donde se puede hallar la raíz del conflicto. No debemos olvidar que ψυχή (psique) significa alma.

