Hace años, una vecina de mi mamá no podía estrenar su nueva máquina de coser porque no sabía cómo armar unas piezas. Pasaron horas hasta que su hijo le sugirió leer el instructivo.
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Los instructivos nos ayudan a conocer mejor las cosas que adquirimos, y nos advierten sobre su cuidado.
Las Escrituras son el instructivo para nuestra vida mortal, que es nuestra más valiosa adquisición que logramos en la vida pasada.
No leer los instructivos puede hacer que nos perdamos de muchas prestaciones, ventajas y características de nuestros aparatos o juguetes. Lo mismo pasará con nuestra vida si no leemos las Escrituras.